Un duelo de equilibrios


El Miguel Fijones se prepara para otro domingo de fútbol con aroma a historia, de esos que solo el Decano del fútbol malagueño sabe regalar. Llega el CD Huétor Tájar, un rival de siempre, con el que los choques parecen escritos a fuego en la palabra igualdad. 

Será la undécima cita oficial entre ambos, aunque si uno rebusca en la memoria también aparece aquel amistoso disputado en el Miguel Moranto en agosto de 2018, cuando el Alhaurino salió victorioso por 1-2, demostrando que ni en verano se negocia la fe azulilla.

En los archivos del Fijones quedan grabados enfrentamientos que resumen mejor que ninguna estadística la rivalidad entre alhaurinos y panziverdes. Basta recordar que el balance en terreno malagueño es de una victoria, tres empates y una derrota para comprender que se trata de una historia pareja, de un pulso constante. 

Hubo tardes de goles como aquel 2-2 en la temporada 2018/19, empates tensos como el 1-1 del curso 2016/17, partidos cerrados como el 0-0 de la 2021/2022 y golpes de dolor como el 0-1 visitante en la 2010/11. 

Pero por encima de todos brilla con luz propia la tarde gloriosa de la 2009/10, cuando el Decano firmó su único triunfo en casa con un hat-trick memorable de Bandera, que, junto a Rafita, dibujaron el definitivo 4-2 en una jornada que quedó escrita en oro en la memoria azulilla.

En el cómputo global, la historia no podría ser más justa: tres victorias para cada uno y cuatro empates, con un balance goleador de 17 a favor del Decano y 15 para el Huétor Tájar. Equilibrio puro que convierte cada nuevo encuentro en una moneda lanzada al aire. Esta vez, además, con un contexto particular: el conjunto granadino llega herido, hundido en puestos de descenso, aunque con el respiro de tener aún un partido menos disputado.

En el vestuario azulillo, en cambio, la calma es un arma. Francis García contará con todos sus hombres y con una noticia que emociona al aficionado: el regreso de Iván Aguilar, recuperado milagrosamente de una lesión que llegó a poner en duda su continuidad en los campos. Su más que probable vuelta no es solo un refuerzo deportivo, sino un mensaje de resistencia, de fe y de orgullo, valores que siempre han definido al Decano desde 1908.

El domingo, pues, no se juega únicamente un partido. Se escribe otro capítulo de esta rivalidad marcada por la igualdad, en la que cada gol pesa como plomo y cada detalle puede cambiar el destino. El Miguel Fijones volverá a rugir, consciente de que cada encuentro es un viaje al pasado glorioso y una promesa de futuro. 

Porque el CD Alhaurino, más que un club, es una historia viva, un estandarte del fútbol malagueño que, frente a rivales como el Huétor Tájar, revalida siempre su condición de club más veterano de la categoría, nota de peso para inclinar la balanza a favor de los azulillos.