Aterrizó en Alhaurín el Grande en el verano de 2008 procedente del Juventud de Torremolinos, y pronto se convirtió en uno de esos jugadores que parecen hechos a la medida del Decano. Llegó con humildad, pero con la convicción del que sabe que su fútbol puede dejar huella, y no tardó en hacerse un hueco tanto en el once titular como en el corazón de la grada.
Su debut con el Alhaurino se produjo el 7 de septiembre de 2008 en el Medina Lauxa de Loja, un día que marcó el comienzo de una historia que se extendería durante cuatro temporadas plenas de goles, compromiso y sentimiento.
Apenas dos semanas después, el 21 de septiembre, Bandera estrenaba su cuenta goleadora con la camiseta azulilla en el Estadio Las Viñas de Vera, donde firmó un doblete que fue el preludio de una trayectoria que acabaría convirtiéndose en una de las más recordadas de la era moderna del club.
Desde entonces, cada partido fue un compromiso con el escudo y con la afición. Bandera jugó un total de 126 partidos, de los cuales 109 lo hizo como titular, sumando 9.450 minutos en los que defendió los colores del Decano con la seriedad de un profesional y la pasión de un aficionado más.
En ese tiempo consiguió anotar 55 goles, de los cuales 21 llegaron desde el punto de penalti, una distancia en la que era un verdadero especialista. Si había un penalti a favor del Alhaurino, no había duda: el balón era para Bandera. Con paso firme, respiración contenida y una serenidad que helaba al portero rival, transformaba cada lanzamiento en un rugido del Fijones.
Su idilio con el gol tuvo capítulos inolvidables, como aquel 8 de noviembre de 2009 cuando firmó su único hat-trick defendiendo la camiseta azulilla, precisamente ante el CD Huétor Tájar en la antigua Tercera División.
Aquella tarde mágica, dos de sus tres goles llegaron desde los once metros, demostrando una vez más que Bandera era sinónimo de fiabilidad y sangre fría en los momentos decisivos. Su evolución como delantero fue tan constante como admirable.
En la temporada 2008/09 marcó 12 goles en 34 partidos, con una media de 0,35 tantos por encuentro; en la 2009/10 subió su registro a 13 goles en 30 partidos, con una media de 0,43; en la 2011/12 alcanzó su plenitud como atacante, con 18 goles en 27 partidos y una media de 0,67 que lo situó entre los grandes referentes ofensivos del grupo.
En su última campaña, la 2012/13, mantuvo un nivel sobresaliente con 12 goles en 25 encuentros, promediando 0,48 tantos por partido. Su trayectoria muestra una progresión clara: de ser un delantero constante y trabajador, pasó a convertirse en un líder ofensivo, en un jugador determinante que asumía responsabilidades y marcaba diferencias.
El último capítulo de su historia con el Decano se escribió el 7 de abril de 2013 en el Miguel Fijones, cuando marcó su último gol como azulillo, cómo no, desde el punto de penalti, ante el CD Churriana. Aquel día, al igual que en su debut, Bandera volvió a mirar al cielo con la satisfacción del deber cumplido.
En total, dejó tras de sí 53 victorias con el escudo del Decano en el pecho y un legado que trasciende los números: el de un futbolista ejemplar, un delantero de bandera en todos los sentidos.
Porque más allá de sus goles, lo que convirtió a Bandera en parte de la historia viva del CD Alhaurino fue su compromiso, su entrega y su manera de entender lo que significa vestir la camiseta del club más antiguo de la provincia. Jugadores como él son los que dan sentido a la palabra Decano, los que mantienen viva la llama de un sentimiento que se hereda de generación en generación.
Bandera fue, es y será uno de esos hombres que honraron el escudo y que ayudaron a engrandecer la leyenda azulilla. Un delantero de bandera, para un club de bandera. Porque el fútbol pasa, los años también, pero los que dejan huella en el Miguel Fijones… esos nunca se van.