El Miguel Fijones volvió a ser ese escenario donde la historia del Decano se escribe con el pulso firme de quien conoce su destino, y con la buena letra de quienes saben que el esfuerzo, el sacrificio y el alma son los renglones que sostienen la leyenda azulilla.
El CD Alhaurino derrotó al CD Huétor Tájar por dos goles a uno en una sobremesa de fuego y orgullo, un partido trabajado con el sudor de todos y decidido con el corazón de siempre.
Apenas cinco minutos habían pasado cuando Yerai, siempre atento, siempre listo, cazó un balón filtrado magistralmente por Yago desde el centro a la derecha para poner el 1–0 con la precisión del que lleva el escudo grabado en la sangre.
Fue un golpe temprano que despertó a la grada del Fijones, poblada y ardiente bajo un sol que parecía querer probar también el temple de los nuestros. El Decano mandaba y el balón circulaba con criterio entre Hatim, Largo y Álvaro García, con Tomé y Andy firmes en los costados y con Sergio Oliva sembrando el pánico por la izquierda.
Tras el tanto, el encuentro transcurrió con una lucha de poder ante los granadinos, pero con ocasiones claras de Oliva, Yerai y hasta Óscar de cabeza en plancha que rozó el segundo. El Huétor Tájar apenas asomaba, bien controlado por una defensa de acero y un Galisteo que imponía seguridad en cada salida.
El descanso llegó con ventaja mínima, pero con el aroma a partido serio, con el sabor de los días grandes, con la sensación de que el Alhaurino caminaba por la senda correcta para entrar en el tiempo del refrigerio.
El segundo acto fue una batalla de resistencia. El calor era de justicia, más de treinta grados sobre el césped, y los nuestros supieron morder los minutos con oficio. Jarauta tuvo dos clarísimas nada más reanudarse el encuentro, una a media vuelta que el portero rival salvó con apuros y otra de cabeza que lamió la cepa del poste.
El Decano perdonó y el fútbol, caprichoso, lo hizo pagar momentáneamente: en el minuto 71, Dani Carrillo igualaba para el conjunto panciverde en un córner que se coló por la escuadra de Galisteo, un mazazo que puso el 1–1 y encendió la tensión en el Fijones.
Pero este Alhaurino tiene madera de historia. Lejos de rendirse, los azulillos empujaron con alma ante el empuje visitante. Tomé se multiplicó en cada acción, Oliva se dejó la vida en cada carrera, y cuando el reloj arañaba el minuto 87, el destino volvió a sonreírle al Decano.
Una jugada nacida por la izquierda, un centro al corazón del área, una serie de toques que parecían buscar al elegido… y allí apareció Bergillo, con más corazón que cálculo, para fusilar la escuadra y desatar la locura. Un gol con el sello de los que aman esta camiseta, un tanto que hizo justicia al esfuerzo, al orden y al empuje de un equipo que nunca dejó de creer.
Los cinco minutos de añadido fueron un pulso de nervios y orgullo. El Fijones rugía, el Decano resistía, y cuando el árbitro jiennense Barichou Chark señaló el final, el grito fue unánime: victoria, sufrida y hermosa, como mandan los cánones de un club que lleva 117 años escribiendo epopeyas en el verde.
El CD Alhaurino vence 2–1 al CD Huétor Tájar, suma su segunda victoria de la temporada y se coloca con siete puntos en el grupo IX de Tercera Federación, pero más allá de los números, queda la sensación de que este equipo camina con paso firme y buena letra, como quien escribe su propia historia sabiendo que cada partido, cada balón y cada aliento forman parte de algo mucho más grande.
CD Alhaurino: Galisteo, Andy, Yago, Óscar (Adri Ferrete 81'), Tomé, Adrián, Álvaro García (Bergillo 81'), Hatim, Yerai (Zalea 65'), Oliva y Largo
CD Huétor Tájar: Fidel, Pablo Vílchez, Javi Pérez, Joaquín Amador (Esteban 53'), Mayas, Pablo Merino, Utrilla (Manu Daza 65'), Marco (Dani Carrillo 45'), Jorge (Sera 88'), Manu Hita (Migue 88') y Fernando
Goles: 1-0, Yerai (5'); 1-1, Dani Carrillo (71') y 2-1, Berguillo (87').
Árbitro: Barichou Chark, Anas (Jaén), amonestó por los locales a Berguillo y por los visitantes a Manu Daza.