El Decano del fútbol malagueño, con Francis García al timón —único superviviente de aquel mítico 13 de junio de 1999 cuando el Alhaurino ascendió por cuarta vez a Tercera tras imponerse por 3-0 al mismo rival—, volvió a escribir una página gloriosa en su historia reciente, venciendo por 2-1 al Recreativo Granada en una mañana de fútbol total.
El once inicial del Decano salió con Padilla bajo palos; Andy, Yago, Álvaro García, Hatim y Largo formando una defensa de hierro; Andrei, Tomé, Oliva y Yerai en la sala de máquinas; y un referente ofensivo de quilates con Zalea. Un equipo equilibrado, con músculo y talento, con la brújula bien calibrada desde el pitido inicial.
Y es que el Alhaurino salió como un vendaval, con la convicción de quien sabe que las gestas se construyen desde el primer minuto. Los acercamientos se sucedían uno tras otro sobre la portería de Iker, el joven guardameta que venía de debutar en Segunda División con el Granada ante la UD Las Palmas. Primero avisó Zalea, luego Oliva, Yerai y hasta Tomé, pero el premio no tardaría en llegar.
En el minuto 16, a la salida de un saque de esquina, Sergio Oliva vio lo que pocos ven: un hueco entre la maraña de piernas, un desmarque fantasma, y puso un balón medido al corazón del área para que Largo, llegando desde atrás, conectara un cabezazo impecable y abriera el marcador. Gol de los que levantan a un campo, gol con el sello del oficio y la fe del que lucha cada balón como si fuera el último.
Pero el Decano no se conformó. Quince minutos después, un desajuste defensivo fue aprovechado por el canterano Andrei que se marchó de su marcador entrando dese atrás como una insolación y fusiló a placer para firmar el 2-0. Dos goles que confirmaban lo que ya se respiraba en la grada: el Alhaurino estaba jugando la mejor primera parte de la temporada. El Fijones con unos 1.200 almas en sus gradas se venía abajo, vibraba, recordaba tiempos dorados.
Antes del descanso, el Decano pudo ampliar aún más la ventaja. Yerai acarició el tercero, Zalea rozó el tanto en boca de gol y hasta Andy probó fortuna desde lejos con un zapatazo que levantó los "¡uy!" de la parroquia local. Era un baño futbolístico, una clase magistral de intensidad, orden y amor propio.
El descanso sirvió para templar ánimos. El público sabía que quedaba mucho partido, y el rival —un filial con orgullo y talento— no iba a rendirse tan fácilmente. Como era de esperar, el Recreativo Granada adelantó líneas y empezó a buscar el área de Padilla, que respondió con seguridad cada vez que fue exigido. Pero en el minuto 70, una jugada aislada acabó en el 2-1, obra de Dembelé, con un disparo raso que se coló ajustado al poste pese al esfuerzo del meta alhaurino.
El gol sirvió de aviso, pero no de castigo. Francis García movió el banquillo con maestría: entraron Dickson y Óscar para reforzar el centro del campo, Berguillo para dar aire en la zaga, y en el tramo final Víctor Rueda que recogió el brazalete de capitán e Iván Aguilar —el incombustible delantero que volvía tras su lesión— para dar mordiente y experiencia. Precisamente Iván Aguilar tuvo dos ocasiones clarísimas nada más entrar, demostrando que su instinto sigue intacto.
Los minutos finales fueron una oda al orden y la solidez defensiva. El Decano supo sufrir, supo cerrar líneas, supo ser ese equipo veterano y sabio que no se deja arrebatar lo que tanto le ha costado construir. En la última jugada, otra internada de Oliva por banda izquierda terminó con un disparo al lateral de la red que arrancó el aplauso general. El pitido final fue un rugido colectivo.
El Miguel Fijones volvió a ser una fiesta. Otra mañana para la historia, otra victoria que se añade a los viejos precedentes que la hemeroteca azulona guarda con orgullo: aquel 4-1 de 1981, el 4-2 de 1961, y sobre todo aquel inolvidable 3-0 de 1999. Hoy, un 2-1 que no sólo vale tres puntos, sino que reafirma una identidad.
El CD Alhaurino duerme séptimo en la clasificación, con 11 puntos, un tercio de la cifra que suele marcar la salvación. Pero más allá de los números, el Decano ha recuperado lo más valioso: su espíritu, su carácter, y esa manera de jugar “con paso firme y buena letra” que tanto enorgullece a su gente. Porque en Alhaurín el Grande, el fútbol no se mide en categorías: se mide en historia, en sentimiento, y en el eco eterno de una camiseta azul que nunca se rinde.
CD Alhaurino: Padilla, Andy, Yago, Zalea (Iván Aguilar 81'), Tomé (Berguillo 73'), Álvaro García (Dickson 63'), Hatim, Yerai (Víctor Rueda 81'), Oliva, Largo y Andrei (Óscar 63')
Recreativo Granada: Iker, Haro (Angelo 46'), Obi, Dominique (Mario Marín 46'), Cordero, Cortés (William 89'), Sergi Barjuán, Gael Joel (Mauro 46'), Dembelé, Juanjo (Gambín 70') y Rayan Zinebi
Goles: 1-0, Largo (16'); 2-0, Andrei (30') y 2-1, Dembelé (70').
Árbitro: González Vargas, Saúl (Cadiz) amonestó por los locales a Andy, Largo, Andrei y por los visitantes a Angelo, Obi.
Incidentes: Estadio Miguel Fijones ante unos 1.200 espectadores.