El Miguel Fijones volvió a ser testigo de una de esas tardes donde el resultado (0-1) no explica todo lo que pasó en el césped. El Decano plantó cara, con oficio y orgullo, a un CDU Malacitano que desde el pitido inicial dejó claro que será un serio candidato al ascenso a Primera Federación, armado con una plantilla forjada a golpe de talonario y con futbolistas que viven del balón… pero que no lograron ser superiores en ninguna faceta del juego ante un Alhaurino que jugó de tú a tú y sin complejos.
Era el quinto compromiso de pretemporada para los pupilos de Francis García, y quizá el más exigente. El once inicial formado por Galisteo, Largo, Yago, Ferrete, Andy, Óscar, Manu, Andrey, Bergillo, Raúl Sánchez y Jarauta mostró desde el primer minuto que la carga de trabajo de los últimos entrenamientos no iba a restar competitividad. El ritmo alto que impuso el conjunto con sangre murciana fue respondido con inteligencia táctica por los azulillos, que neutralizaron buena parte de las acometidas visitantes.
En una de las pocas concesiones, el Malacitano encontró premio: centro medido y testarazo de Ferrón que batía a Galisteo para el 0-1. Pero lejos de descomponerse, el Decano tuvo el empate muy cerca, sobre todo en un mano a mano donde Raúl Sánchez rozó el poste izquierdo en lo que pudo ser la igualada.
La segunda mitad trajo cambios y un Alhaurino más volcado en ataque. Las ocasiones llegaron en cascada, hasta tres muy claras, pero la fortuna fue esquiva. Con el dominio azulillo en aumento, los visitantes recurrieron a un juego más duro, lo que les costó quedarse con uno menos en los compases finales.
Era el quinto compromiso de pretemporada para los pupilos de Francis García, y quizá el más exigente. El once inicial formado por Galisteo, Largo, Yago, Ferrete, Andy, Óscar, Manu, Andrey, Bergillo, Raúl Sánchez y Jarauta mostró desde el primer minuto que la carga de trabajo de los últimos entrenamientos no iba a restar competitividad. El ritmo alto que impuso el conjunto con sangre murciana fue respondido con inteligencia táctica por los azulillos, que neutralizaron buena parte de las acometidas visitantes.
En una de las pocas concesiones, el Malacitano encontró premio: centro medido y testarazo de Ferrón que batía a Galisteo para el 0-1. Pero lejos de descomponerse, el Decano tuvo el empate muy cerca, sobre todo en un mano a mano donde Raúl Sánchez rozó el poste izquierdo en lo que pudo ser la igualada.
La segunda mitad trajo cambios y un Alhaurino más volcado en ataque. Las ocasiones llegaron en cascada, hasta tres muy claras, pero la fortuna fue esquiva. Con el dominio azulillo en aumento, los visitantes recurrieron a un juego más duro, lo que les costó quedarse con uno menos en los compases finales.
El asedio local fue total, con el Fijones empujando, pero el marcador no se movió antes de que el colegiado pitara el final sin apenas añadido, condicionado por la deficiente iluminación del estadio, que pronto verá sustituir sus viejos focos por tecnología LED de última generación.
Más allá del marcador, el balance es inmejorable: el Decano mostró que puede competir de tú a tú con equipos de una categoría superior, reforzando la confianza de cara al arranque liguero. Porque, aunque esta vez no hubo gol, hubo algo que vale tanto como un triunfo: la certeza de que este Alhaurino está preparado para todo.