El fútbol tiene memoria, y a veces tarda décadas en saldar sus deudas. Ayer, el CD Alhaurino escribió una de esas páginas que quedarán grabadas para siempre en la historia del Derbi de la Algarbía: por primera vez desde la inauguración del Estadio de Los Manantiales, el Decano logró vencer al Alhaurín de la Torre CF. Lo hizo con un solitario tanto de Juanan (0-1) que pasará a la historia como el gol que rompió una maldición de casi 20 años.
Precisamente, la primera vez que el Decano pisó este feudo fue el 11 de septiembre de 2005, en aquel recordado primer derbi en categoría nacional que reunió a 1.200 espectadores y acabó con empate a cero. Desde entonces, las visitas azulillas a Los Manantiales se habían convertido en un calvario: 13 partidos oficiales con un balance de 8 derrotas y 5 empates. Nunca una victoria… hasta ayer. Fueron necesarios 7.285 días de espera para que la historia cambiara de dueño.
Francis García y los suyos cortaron la racha, aunque fuera en un amistoso, frente a un rival de enjundia como el que presenta Miguel López, entrenador de la casa torrealhaurina. Y conviene recordarlo: el mismo Miguel que, por injustas circunstancias que otro día contaremos, dejó de dirigir al juvenil del Decano cuando el equipo marchaba en mitad de tabla. El destino, caprichoso como siempre, lo quiso ver de nuevo frente al club que no supo valorarlo.
El Decano saltó al césped con Galisteo; Hatim, Ferrete, Andy e Ivi del filial; Óscar, Yeray, Manu, Tomé, Berguillo y Jarauta. Durante el choque entraron también Padilla, Largo, Juanan, Yago, Dickson (a prueba), López, Samu y Zalea. Desde el pitido inicial, el Alhaurino se mostró intenso, con mucha garra y verticalidad, generando hasta tres ocasiones claras en los primeros minutos. Incluso hubo un penalti clamoroso sobre Jarauta que el trencilla —un árbitro improvisado, no colegiado y claramente superado por la cita— prefirió ignorar. “Lo vio hasta el apuntador”, pero el Decano se quedó sin la pena máxima.
El dominio azulillo —ayer vestido de vino rosado— duró hasta la media hora. A partir de ahí, el Alhaurín de la Torre estiró líneas y obligó a Galisteo a intervenir en dos ocasiones de mérito antes del descanso. Tras el paso por vestuarios, Francis movió el banquillo y los cambios dieron aire fresco. Especialmente Zalea, eléctrico, que arrastró a la zaga torrealhaurina hasta encerrarla en su propio campo.
El preludio del gol llegó con polémica: un tanto anulado a la dupla Samu-Zalea por un fuera de juego más que discutible, que provocó la indignación de la nutrida representación azulilla en la grada. Pero en la siguiente acción, la justicia futbolística hizo acto de presencia. Una nueva jugada de Zalea terminó en los pies de Samu, que cedió a Juanan para que este conectara un disparo ajustado al palo izquierdo. El balón besó la red y el grito de gol se mezcló con la certeza de estar viviendo un momento histórico: el primer triunfo del Alhaurino en Los Manantiales.
Con ventaja en el marcador, el Decano supo jugar sus cartas. El Alhaurín de la Torre apenas tuvo una llegada clara ante Padilla, mientras que los azulillos incluso pudieron ampliar diferencias. El pitido final confirmó lo que tanto tiempo parecía imposible: Los Manantiales, por fin, se rendía al Decano.
Aunque amistoso, este triunfo tiene sabor a eternidad. El último precedente victorioso en campo torrealhaurino se remontaba al 12 de enero de 1997, cuando el Alhaurino venció 0-2 en el viejo Joaquín Blume en Regional Preferente. Casi tres décadas después, la historia vuelve a sonreír al equipo más antiguo de Málaga. El Decano ya puede decirlo alto y claro: en Los Manantiales también se gana.
Precisamente, la primera vez que el Decano pisó este feudo fue el 11 de septiembre de 2005, en aquel recordado primer derbi en categoría nacional que reunió a 1.200 espectadores y acabó con empate a cero. Desde entonces, las visitas azulillas a Los Manantiales se habían convertido en un calvario: 13 partidos oficiales con un balance de 8 derrotas y 5 empates. Nunca una victoria… hasta ayer. Fueron necesarios 7.285 días de espera para que la historia cambiara de dueño.
Francis García y los suyos cortaron la racha, aunque fuera en un amistoso, frente a un rival de enjundia como el que presenta Miguel López, entrenador de la casa torrealhaurina. Y conviene recordarlo: el mismo Miguel que, por injustas circunstancias que otro día contaremos, dejó de dirigir al juvenil del Decano cuando el equipo marchaba en mitad de tabla. El destino, caprichoso como siempre, lo quiso ver de nuevo frente al club que no supo valorarlo.
El Decano saltó al césped con Galisteo; Hatim, Ferrete, Andy e Ivi del filial; Óscar, Yeray, Manu, Tomé, Berguillo y Jarauta. Durante el choque entraron también Padilla, Largo, Juanan, Yago, Dickson (a prueba), López, Samu y Zalea. Desde el pitido inicial, el Alhaurino se mostró intenso, con mucha garra y verticalidad, generando hasta tres ocasiones claras en los primeros minutos. Incluso hubo un penalti clamoroso sobre Jarauta que el trencilla —un árbitro improvisado, no colegiado y claramente superado por la cita— prefirió ignorar. “Lo vio hasta el apuntador”, pero el Decano se quedó sin la pena máxima.
El dominio azulillo —ayer vestido de vino rosado— duró hasta la media hora. A partir de ahí, el Alhaurín de la Torre estiró líneas y obligó a Galisteo a intervenir en dos ocasiones de mérito antes del descanso. Tras el paso por vestuarios, Francis movió el banquillo y los cambios dieron aire fresco. Especialmente Zalea, eléctrico, que arrastró a la zaga torrealhaurina hasta encerrarla en su propio campo.
El preludio del gol llegó con polémica: un tanto anulado a la dupla Samu-Zalea por un fuera de juego más que discutible, que provocó la indignación de la nutrida representación azulilla en la grada. Pero en la siguiente acción, la justicia futbolística hizo acto de presencia. Una nueva jugada de Zalea terminó en los pies de Samu, que cedió a Juanan para que este conectara un disparo ajustado al palo izquierdo. El balón besó la red y el grito de gol se mezcló con la certeza de estar viviendo un momento histórico: el primer triunfo del Alhaurino en Los Manantiales.
Con ventaja en el marcador, el Decano supo jugar sus cartas. El Alhaurín de la Torre apenas tuvo una llegada clara ante Padilla, mientras que los azulillos incluso pudieron ampliar diferencias. El pitido final confirmó lo que tanto tiempo parecía imposible: Los Manantiales, por fin, se rendía al Decano.
Aunque amistoso, este triunfo tiene sabor a eternidad. El último precedente victorioso en campo torrealhaurino se remontaba al 12 de enero de 1997, cuando el Alhaurino venció 0-2 en el viejo Joaquín Blume en Regional Preferente. Casi tres décadas después, la historia vuelve a sonreír al equipo más antiguo de Málaga. El Decano ya puede decirlo alto y claro: en Los Manantiales también se gana.