Y es que desde aquel 1 de mayo de 2011, cuando el Decano cayó 1-0 en competición oficial, no se conocía la derrota en Loja. Han pasado 5.204 días desde entonces, pero esta vez, y como bien señalaría el cuerpo técnico al término del choque, “es uno de esos encuentros que se pueden perder sin que suponga una mala noticia”.
Francis García y su cuerpo técnico lo tenían claro desde el inicio: lo importante era sumar minutos y empezar a ensamblar piezas tras solo seis sesiones de trabajo, muchas de ellas sin carga táctica. Así, el Alhaurino mostró dos caras muy diferenciadas a lo largo del choque, en un formato que buscaba acercarse al ritmo competitivo pero sin olvidar que sigue siendo parte del proceso.
En el primer acto, el once inicial formado por Galisteo, Andy, Yago, Ferrete, Juanan, Lupi, Tomé, Víctor Rueda, Bergillo, Yerai y Zalea se mostró sólido en defensa, conteniendo las acometidas del Loja durante buena parte de los primeros 45 minutos. Sin embargo, un error defensivo en el último suspiro permitió a Fabián adelantar al cuadro local antes del descanso.
Tras la reanudación, con un once renovado compuesto por Padilla, Andy, Yago, Largo, López, Óscar, Tomé, Yerai, Oliva, Raúl Sánchez y Jarauta, el Decano dio un paso adelante y mostró momentos interesantes en circulación y presión alta. Aun así, en el minuto 69, Jay aprovechó otro despiste para colocar el 2-0.
Pero el Alhaurino no se rindió: tan solo dos minutos después, Jarauta conectó un gran remate de cabeza para acortar distancias y meter presión a los granadinos. El tramo final fue de dominio azulillo, con varias llegadas peligrosas que rozaron el empate, pero el marcador ya no se movería.
“Destaco el buen trabajo defensivo en la primera parte, aunque en la segunda, con tantos cambios y caras nuevas, se notó cierta falta de cohesión”, reconocía el técnico al término del encuentro. Lo más importante: sin lesionados y avanzando según lo previsto. Este tipo de sesiones son clave para ver al equipo en construcción”.
En definitiva, una primera prueba exigente ante un rival histórico, que deja lecturas positivas, margen de mejora y, sobre todo, la sensación de que el proyecto 2025/26 del CD Alhaurino ha echado a andar con paso firme, más allá del marcador.