En el corazón de los Balcanes, donde las historias se entrelazan con la historia, el 5 de septiembre de 2024 se vivió una epopeya que trascendió el fútbol. El estadio Rajko Mitić de Belgrado fue testigo de un enfrentamiento sin goles entre España y Serbia en la primera jornada de la Liga de las Naciones.
Pero más allá del marcador, la verdadera victoria fue de la afición española, que, liderada por el inconfundible sonido de la trompeta de Sete Fernández, convirtió las gradas en un mar de emociones y esperanza. Sete, oriundo de Alhaurín el Grande, ha sido el alma sonora de 'La Roja' desde la Eurocopa de 2004, llevando su pasión y música a cada rincón donde juega la selección.
Su trompeta no solo marcó el ritmo del partido, sino que también unió a miles de corazones en una sola melodía de aliento y orgullo. A pesar del empate, la energía y determinación de la afición española demostraron que la verdadera fuerza de un equipo reside en el apoyo incondicional de su gente.
Este documental captura esa jornada inolvidable, donde la pasión, la música y el espíritu inquebrantable de los aficionados españoles brillaron con luz propia, recordándonos que el fútbol es mucho más que un juego; es una celebración de identidad, unidad y amor por los colores que representamos.
Pero más allá del marcador, la verdadera victoria fue de la afición española, que, liderada por el inconfundible sonido de la trompeta de Sete Fernández, convirtió las gradas en un mar de emociones y esperanza. Sete, oriundo de Alhaurín el Grande, ha sido el alma sonora de 'La Roja' desde la Eurocopa de 2004, llevando su pasión y música a cada rincón donde juega la selección.
Su trompeta no solo marcó el ritmo del partido, sino que también unió a miles de corazones en una sola melodía de aliento y orgullo. A pesar del empate, la energía y determinación de la afición española demostraron que la verdadera fuerza de un equipo reside en el apoyo incondicional de su gente.
Este documental captura esa jornada inolvidable, donde la pasión, la música y el espíritu inquebrantable de los aficionados españoles brillaron con luz propia, recordándonos que el fútbol es mucho más que un juego; es una celebración de identidad, unidad y amor por los colores que representamos.
