El ambiente era de clásico. Dos históricos frente a frente, en el partido número 31 entre ambos, con el Fijones convertido en caldera. Desde el primer minuto, el equipo de Francis García salió con el cuchillo entre los dientes. Yerai, Oliva, Largo y compañía encendieron la mecha de un ataque constante que hizo vibrar al público.
Las primeras ocasiones fueron azulillas: Tomé acarició el tanto a los seis minutos y Jarauta, poco después, se quedó a centímetros de inaugurar el marcador. La insistencia tuvo premio en el minuto 24, cuando Sergio Oliva, el mago de Yunquera, desbordó por la izquierda y sirvió un balón perfecto a Yerai, que fusiló sin piedad. Golazo de delantero bravo, golazo de fútbol de barrio, golazo del Decano.
El Fijones rugió como en los viejos tiempos: 1-0 y la fe intacta. El Martos quiso reaccionar, adelantando líneas en el tramo final de la primera parte, pero el bloque alhaurino, firme y solidario, supo aguantar sin apenas conceder peligro. Al descanso, la ventaja era justa y merecida.
Nada más comenzar la segunda mitad, Jarauta marcó de cabeza lo que parecía el segundo, pero el colegiado lo anuló por un dudoso fuera de juego. El Fijones protestó, pero el guion del partido no cambió: el Alhaurino mordía y buscaba más.
Sin embargo, el Martos encontró oxígeno en una contra y Mosquera, en el minuto 58, firmó el 1-1. El jarro de agua fría no heló al Decano, sino todo lo contrario: lo encendió. Y entonces, cuando la historia reclamaba héroes, apareció de nuevo Sergio Oliva.
El yunquerano, con un quiebro mágico y un disparo ajustado que tocó en un defensor tuccitano, devolvió la justicia al marcador en el minuto 64. El Fijones se vino abajo de puro júbilo: 2-1, gol del alma, gol del corazón, gol del pueblo.
El tramo final fue de resistencia y coraje. Andy rozó el tercero, Berguillo pudo sentenciar y, en el descuento, el Martos apretó buscando el empate. Pero el Decano, sostenido por el empuje de su gente, resistió con uñas y dientes hasta que el silbato final desató la fiesta.
El CD Alhaurino se impuso con justicia en un partido que recordó al fútbol de antaño, ese donde la calidad se mide en sacrificio y el talento en coraje. El Decano venció porque nunca dejó de creer, porque el Miguel Fijones fue una caldera y porque Sergio Oliva y Yerai firmaron dos goles que son mucho más que números: son gritos de orgullo azulillo.
Con este triunfo, el equipo de Francis García se sacude el mal inicio liguero y se coloca por delante de su rival en la tabla, demostrando que este Decano aún tiene cuerda para rato. Hoy, más que nunca, se cumplió la máxima: cuando el Fijones aprieta, el Decano nunca muere.
CD Alhaurino: Padilla, Andy, Yago, Óscar, Tomé (Berguillo 89'), Adrián (Raúl Sánchez 64'), Álvaro García (Dickson 64'), Hatim, Yerai (Samuel 73'), Oliva y Largo
Martos CD.: Christian, David Horno, Pablo Ortiz, Raúl, Mario Ruiz (Younes 63'), Dani Muñoz, Manu Sarmiento (Pipo 63'), Mosquera, Alcázar (Fran Moreno 59'), Salvi y Pepelu
Goles: 1-0, Yerai (24'); 1-1, Mosquera (58') y 2-1, Oliva (64').
Árbitro: Díaz Urquiza, Ángel (Granada)
Tarjetas: Amonestó por los locales a Raúl Sánchez, Álvaro García, Samuel y por los visitantes a Antonio Bueno, Mario Ruiz, Pablo Ortiz, Dani Muñoz, Christian, Raúl.
Información Adicional: Mañana calurosa en Alhaurín el Grande con unos 1.200 espectadores en las gradas.