En la noche del 5 de Junio de 2025, la Stuttgart Arena se convirtió en el escenario de una epopeya futbolística que quedará grabada en la memoria de todos los aficionados españoles. España y Francia se enfrentaron en una semifinal de la UEFA Nations League que trascendió los límites del deporte, convirtiéndose en una obra maestra de coraje, talento y orgullo nacional.
Desde el primer minuto, los más de 15.000 seguidores españoles que tiñeron de rojo las gradas alemanas empujaron a ‘La Roja’ con una pasión desbordada. El eco de los tambores y las trompetas, liderados por el inconfundible sonido de Sete Fernández, retumbaba en cada rincón del estadio, creando una atmósfera que presagiaba una noche mágica.
España salió decidida, intensa, valiente. A los 22 minutos, Nico Williams rompió la igualdad con una jugada eléctrica que hizo estallar el sector español. Apenas tres minutos después, Mikel Merino amplió la ventaja con un cabezazo que simbolizaba la fe y la entrega de un equipo que no conoce el miedo.
En la segunda parte, Lamine Yamal, con la serenidad de un veterano pese a su juventud, amplió el marcador desde el punto de penalti, y un minuto más tarde Pedri puso el cuarto en una ráfaga de talento que dejó atónitos a los franceses.
Pero Francia, herida en su orgullo, no se rindió. Mbappé recortó distancias desde los once metros y, aunque Lamine volvió a marcar el quinto con una definición antológica, los galos respondieron con los tantos de Cherki, un autogol de Vivian y, ya en el descuento, Kolo Muani, que puso el 5-4 definitivo.
El pitido final fue un estallido de emociones. Luis de la Fuente abrazaba a sus jugadores mientras el público español coreaba “¡Sí se puede!” en un canto de orgullo colectivo. Stuttgart fue testigo de una batalla futbolística en la que España demostró que su fútbol no solo se juega con los pies, sino con el alma.
Esta victoria no fue solo un paso hacia la final de la Nations League: fue un recordatorio de lo que significa vestir la camiseta de España, de la unión entre jugadores y afición, de una generación que vuelve a enamorar al mundo.
Ahora, con la mirada puesta en la gran final, ‘La Roja’ sigue caminando con la misma determinación que la llevó a brillar en Stuttgart: la de un equipo que ha vuelto para escribir su propia historia.