Fallece Pepe Brescia, el Alhaurino que brilló en la Rosaleda


José “Pepe” Brescia Sánchez, una de las grandes leyendas surgidas del CD Alhaurino y que llegó a ser titular indiscutible con el CD Málaga hasta 1986 en primera división ha fallecido esta mañana a los 68 años, según han confirmado fuentes oficiales y medios locales

Desde muy joven, Brescia destacó en la cantera del Alhaurino gracias a la visión de Juan “El Pingo” y Juan “El Morao”, quienes impulsaron su trayectoria desde las inferiores hasta su debut en el primer equipo cuando aún era juvenil, durante la temporada 1973/74 .

Durante sus tres campañas como futbolista del primer equipo, culminó su paso por el club con el histórico ascenso del CD Alhaurino desde Tercera hasta Primera Categoría Regional en la temporada 1975/76, consolidándose como pieza clave en la zaga del Decano .

Tras su paso triunfal por el Alhaurino, en septiembre de 1976 y t ras conseguir cerrar un amistoso entre el Decano y el club de Mártiricos, Brescia fichó por el Atléitco Malagueño (filial malaguista) y, solo un año después, ya era componente esencial del primer equipo del CD Málaga.

Cumplió nueve temporadas entre Primera y Segunda en el CD Málaga (1977–1986), sumando 175 partidos oficiales, 162 de ellos como titular, y marcando 4 goles y fue protagonista del histórico “Málaga de las goleadas” (6‑2 al Real Madrid y 5‑1 al Atlético) durante la temporada 1983/84.

Su carrera se vio truncada por graves lesiones —rotura del tendón de Aquiles (1982) y dos operaciones de rodilla (1985–86)— lo que le llevó a retirarse y convertirse en el primer futbolista español en obtener una pensión de invalidez profesional.

El Ayuntamiento de Alhaurín el Grande ha expresado sus condolencias y ha declarado dos días de luto oficial (lunes 30 de junio y martes 1 de julio) en honor a la figura de Brescia, que fue profesor de Educación Física en el CEIP Pablo Ruiz Picasso

Desde La Decanoteca del CD Alhaurino, lamentamos profundamente este día triste para el fútbol local y provincial. Pepe Brescia encarnó desde su juventud el espíritu del Decano, brillando con humildad, sacrificio e inteligencia. Su trayectoria, comenzada bajo “El Pingo” y “El Morao”, forjó un carácter oceánico que trascendió el rectángulo de juego.